amarilla es la tierra.
Húmedas son las raíces,
de los viejos árboles.
Oscura, es la compañía,
entre los arbustos.
Sensuales, las ondas,
en las aguas del río
Asceta, en búsqueda,
medito,
encuentro,
pienso.
La soledad se dio cuenta,
y ahora duele.
Quiero nadar desnuda en tu sangre,
soy prisionera del aire, de tu aire,
poesía que dice lo indecible,
pureza en pecado,
calor tras hielo.
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